Stable Diffusion - La cocina de una bruja

Cocinar y Comer

General

Si hay algo que me gusta hacer a mí, es cocinar… desgraciadamente esto va seguido de ‘limpiar la cocina’ y eso sí que no me gusta.

Desde niño, algo que me gustaba hacer, era estar rondando en la cocina cuando hacían repostería: pasteles, galletas, etc., y de la misma manera, comencé a ayudar a quien fuera, a preparar las cosas, lamer las espátulas, el bowl donde se batían las cosas, y todas las ventajas de estar presente durante la manufactura de platillos.

Tengo que admitir que después de eso, ya en edad más madura (por ahí de los 12 años), comencé a ayudar a una de las mejores cocineras que he conocido: mi madre, la maestra Norma (Rosa Castro de) Robles.

Yo aún soy de seguir recetas, y no me gusta salirme de ellas (menos preparando salsa para la pasta), pero ella, simplemente comenzaba a aventar triques, mugres y porquerías a la olla, y sabías que lo que iba a salir de ahí, estaría excelente… aun con todo eso, muchas de las cosas que no me gusta comer, provienen de esa época.

Pasando el tiempo, mi madre comenzó a preparar comida para mucha gente, no por necesidad, sino porque era la única que le había agarrado la sazón (dicen) a mi abuela paterna, doña Mercedes Oyárzun de Robles.

Bacalao

Stable DIffusion - Bacalao
Hasta falso, el bacalao me causa PTSD

De esa manía, viene mi odio eterno por el bacalao a la vizcaína, que preparaba. Terminaba haciéndole la mugre esa a toda la familia, así que, casi llegando las Navidades, la casa se inundaba con un olor a tomate y pescado que a mí me provocaba un asco terrible. Es fecha que no puedo comer esa cosa, como me la presenten. Si me dicen que es bacalao, ya perdió.

Afortunadamente, tengo su recetario, pasado en digital. Hay tantas cosas ahí que me traen buenos recuerdos… y tantas que me dan terror que estratégicamente se me olvidó copiarlas. ¡Fuckit!, que se pierda la receta.

Pero de todas esas recetas, las más queridas, son el famoso ‘pastel de chocolate (del infierno, porque es una pesadilla preparar esa cosa)’, y el ‘pastel de miel’, que es más bien un pan, es todo un ejercicio hacerlo, pero es buenísimo con café con leche.

¿Se fijan que las dos son dulces? La otra maravilla, son las tortillas de harina tipo norteñas… las cuales no hago casi nunca porque no me puedo contener.

Mi madre era una bruja (en muchos otros sentidos, ya tocaré ese tema un día) en la cocina. Es raro que haya hecho algo que a nadie le gustaba, pero lo hubo: La sopa de habas. Un día las quejas fueron tantas, que jamás la volvió a hacer. Y probablemente halla más; sin embargo, no soy bueno recordando cosas de esas.

Canadá y Alaska

Stable Diffusion - Pan

Cuando mi hermana se fue a Prince Edward Island, en Canadá, y nos tocó ir por ella y conocer a su familia adoptiva de P.E.I., los McKinnon. Regresé con una receta de pan de caja que es buenísima, pero muy complicada de hacer. Si acaso lo he hecho unas 4 veces solamente. (estamos hablando de finales de los 80).

El año que yo me fui a Alaska, con los Spence, llevé dos semestres de cocina en High School, pero nada fue maravilloso ni por el estilo. Si aprendimos a cocinar y así, aun así, no hubo receta ni nada notable que traer.

Independencia

Cuando me salgo de San Luis Potosí, y me vengo a vivir a Morelia, me tocó comer, también delicioso, en casa de mi familia local: mi prima Sofía y mi tía Lucero. Cada una, a su manera, son muy buenas cocinando: Sofía es más ‘normal’, pero tirándole a vegetariana. Lucero es 100 % vegetariana, y hace unas hamburguesas de lentejas bien pero bien buenas, y una Ensalada César de miedo.

Acá también fue donde conocí esas cosas bien locales y deliciosas llamadas huchepos, además de toda la comida michoacana que es buenísima, como el aporreadillo, y obviamente, una buena sopa tarasca, además de carnitas y corundas.
Es acá donde empiezo a tener que cocinar para mí, y empieza mi viaje a preparar comida con lo que halla… y he hecho cosas buenas, cosas malísimas, y cosas mediocres, pero no soy mi madre.

Stable Diffusion - Tamales

Preparando salsas inventadas para la pasta, no he hecho una que no me guste (salvo un día que se me pasó un chingo de sal, tanta, que ni una coca me quitó lo salado de la boca).

Casi nunca hago de las recetas saladas de mi madre, pero creo que una de las que más me gusta, es el famoso ‘pescado a la veracruzana’ que odiaba en San Luis, pero que, inexplicablemente, ahora amo con todo mi paladar.

Ensaladas

Nunca he sido fan de las ensaladas, más que de la Ensalada César y de una que me pillé la receta de uno de los restaurantes de mi primo y que es bien boba de hacer, pero queda buenísima.

Mi padre, en San Luis, es ahora un máster de la cocina, pero lo que mejor le quedan, son las ensaladas: yerba 1, yerba 2, sal, mugre de acá, un chorro de esa cosa café, más mugres y voilá, de las mejores ensaladas que he comido en mi vida.

Antes, cuando iba a San Luis, quería salir a comer a todos lados, ahora, prefiero a quedarme por las ensaladas y las demás cosas que prepara mi padre, las cuales le fallan casi nunca. Prácticamente, todo es comestible y agradable.

Stable Diffusion - Ensalada César

Los Máster

Eso sí, lo que no podías o puedes hacer ahora, era dejar un platillo a medio preparar y abandonarlo en su presencia: Tanto mi madre, que metía su opinión y sabiduría, como mi padre, quien no se puede quedar solo mientras cocinas porque tiene que meter la cuchara para tratar de mejorarlo… A mi padre siempre le va bien, mi madre habitualmente me echaba a perder las cosas (opinión personal), en especial cuando decía “es que esa es la receta original”. Original, según ella, quien cada tres o cuatro años, cambiaba la receta, pero seguía siendo la original, como los Tacos Camila, que son originales de todo México, y cada estado dice que son oriundos de ahí.

Mi hermana también se ha estado metiendo más en la cocina, y aunque no he probado mucho de lo que hace, las galletas le quedan bien buenas.

“¡Ding!” (El timer)

Últimamente, he estado comiendo seguido en casa de un amigo, que también es una maravilla para cocinar. Igual que mi padre, no ha habido nada de lo que prepare él, o su novia, que no esté buenísimo. Le falta sal, pero a todo le falta sal desde que dejé de usarla. No es culpa de él, mi cerebro todavía no se acostumbra a que no debo de comer tan salado… recomendación de él, precisamente.

Cuando se hacen comidas de la bola de la oficina, la ventaja es que, sabes que te vas a atascar, pero muy bien. Todos los que cooperan, lo hacen perfectamente… yo solo llevo las chelas.

Side Quests

No puedo dejar de mencionar algunas cosas muy importantes que sucedían cuando mi madre hacía comidas, ya fuera para desayunar, comer o cenar. Era reconocida por toda la familia como una, si no es que la única, que realmente tenía la sazón de la abuela:

  • Bisquets de desayuno: Cómo cabíamos tantos en esa mesa, ni idea, pero cuando se hacían Bisquets, los desayunos eran en grande, con la familia Robles Gonzales invitada. En algún par de ocasiones esto creció a la comida, y por la tarde.
  • Cumpleaños: Cuando mi madre hacía cumpleaños, los hacía en grande. El último que recuerdo, con temática, basado en chiles rellenos de saber cuantos sabores, cocinados por Benavente. Los nuestros, de mi hermana y míos, también iban acompañados de excelente comida, salvo, personalmente hablando, el día que se le ocurrió hacer berenjena.
  • Las cenas formales: En ocasiones especiales, en el que hasta estábamos ‘obligados’ a vestir formalmente… hasta que se rindió, porque comenzamos a hacernos viejos, y que hueva.
  • Las Alcachofas Gordas: Enough said!
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Diseñador Gráfico, Administrador, Profesor, Fotógrafo, Gamer… De todo un poco… y sí…

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