Tantos avances de la humanidad en los últimos 50 años y ahora vamos de regreso.
“¡A dónde vamos a parar!”
Es sorprendente ver cómo las cosas han cambiado tan drásticamente en los últimos años… o más bien, cómo ahora nos enteramos de todo tan rápido que estamos saturados de todo lo que sucede.
Ver cómo todo empezaba a pintar tan fantasiosamente bonito, con hermandad, igualdad, y tolerancia. ¿Nos duró qué? ¿10 años?
No estoy diciendo que todo el mundo ahora es un valemadrista y egoísta. Afortunadamente, todavía hay gente a la que le sube el agua al tinaco, aunque de vez en cuando algunos necesitan hidroneumático.
El exceso de comunicación
Mucha parte de este problema, es que ahora ya nos acostumbraron a que todo lo que pensamos o decimos, sin importar o saber si estamos bien o está mal, se nos tiene que ser respetado, valorado y confirmado.

Y no lo soportamos, no queremos, o no nos gusta que nos hagan quedar mal… y esto es porque todo lo publicamos en redes sociales, y, pues, que oso que nos prueben que la cagamos. Pero eso no hace que estemos bien.
Además, también hay que tomar en cuenta, el cómo ya estamos cansados de que las cosas sean de una manera, pero funcionen de otra, simplemente porque “así es… ¿Qué se le hace?”
La nievación
Hay de tolerancias a tolerancias. El problema es cuando tenemos que tolerar a los demás, pero no nos toleran a nosotros. Eso es contrario a lo que nos dicen, y no podemos defendernos, porque entonces, ahora somos intolerantes a que nos digan que somos intolerantes y no podemos defendernos.
Ahorita, si dices algo y a alguien lo le gusta, inmediatamente casi que te hacen una misa negra ahí para que te cargue la Santa Muerte, la mayoría de las veces, sin siquiera saber el contexto del porqué se dijo eso.
¿Saludas a alguien? Seguramente quieres algo con la persona. ¿No saludas? Eres un grosero. Ahorita, hasta la más elemental educación te mete en problemas.
Como dicen por ahí, el mundo está lleno de “snowflakes” y personas que se sienten agredidas por cualquier cosa.
La apertura
Mucha parte del problema, fue cuando a todo el mundo se les dio la oportunidad de comunicarse de manera global, lo cual, en sí, no es malo. El problema fue cuando abusaron de ese poder y comenzaron a ‘cancelar’ a las personas que no coincidían con ellos, mientras encontraban a más que sí lo hacían.
Así llegamos al punto en el que todo le tiene que gustar a todos, pero no disgustarle a nadie, olvidando aquel dicho de “no soy monedita de oro…”
¿Qué sucedió? Que las personas se hartaron, y ahorita estamos viendo todo el sistema al revés. Ahora las personas agredidas están agrediendo… pero con más fuerza. Es una pena que muchos de los logros alcanzados, ahora son satanizados, simplemente porque ya cansaron a muchas personas.
La cerrasón
El resultado lo podemos ver en todos lados ahora, pero me voy a enfocar en videojuegos para hacer el ejemplo.
Las empresas comenzaron a crear videojuegos con temas que básicamente solo le interesaban a un mínimo por ciento de la población, con tal de verse progresistas y cool. El resultado fueron todos esos juegos de finales del 2024 y ahorita iniciando el 2025, al que se los llevó el carajo.
Concord fue un juego que salió, y murió rápidamente. Según lo que vi, fue porque los personajes estaban totalmente dirigidos a esa minoría, y por ende, la mayoría lo boicoteó, y este terminó con pérdidas millonarias y problemas para el estudio que lo creó.
¿Exagerado? Un poco. Si no les gustaban los personajes, con que no lo jugaran era suficiente. Si sí les gustaban, pues juegan con ellos. El problema es que esa minoría se puso en una posición tipo: Así es, así que se lo comen, porque esto es lo nuevo que se viene ahora… Concord, ¿dónde estás ahora?
No sé si el juego era bueno o no, ese tipo de shooters no es lo mío, pero si no le hubieran hecho tanto escándalo y lo hubieran ignorado, seguramente andaría por ahí compitiendo con Overwatch.
Causa y efecto
Ahora, estos ataques están regresando, pero con creces. Y probablemente veamos muchos de esos avances que costaron tanto, desaparecer en un dos por tres, como ya está pasando allende el norte.
Probablemente, nuestro error fue el gritar y obligar a la gente para que nos atendiera y nos vea… y en serio que ahora nos están viendo, y por alguna razón, a la mayoría, nunca le gustó lo que veía.

Además…
Si nos vamos a que “Ya nos cargó el payaso…”, tenemos que ver que, para la fecha de publicación de esta entrada, el Papa está enfermo y de gravedad. Y si nos vamos a la profecía de San Malaquías (no, no es de Nostradamus, bola de sonsos), es el último papa y de ahí sigue la destrucción de Roma y así.
Además, tenemos pendiente el meteorito, ese que seguramente a la hora de la hora nos va a quedar mal en el 2032.
Than, sé tan crudo como puedas.
P.S. Sí, a veces me tachan de pesimista, y no lo voy a negar. Pero este post también es el del primer aniversario de este blog. 🍰
No Comments