la mejor fruta callejera en la historia del mundo mundial
Un poco de (mi) historia.
Los gaspachos son un producto que solamente he visto en Michoacán, y más en Morelia. Hay muchos negocios de gaspachos por todos lados, y cada uno tiene algo que lo hace especial.
Cuando yo llegué a vivir a Morelia, pasó un poco de tiempo para terminar en un lugar en donde los vendían. Y cuando vi cómo se hacían, digamos que mi cerebro inmediatamente dijo “¡Ni Madres!”. Así que fácil, por unos dos o tres años, simplemente me compraba mi vaso de jícama y pepino con limón y chile.
Hasta que vi a un amigo cómo se estaba saboreando uno con todo, y decidí que simplemente no me iba a matar probar uno. Total, si no me gustaba, regresaría a mi vasito fresón de fruta con limón y chile.
Y ¡por Perséfone!
El Gaspacho
En muchos lados te dicen cómo es el tradicional, y es igual que las enchiladas placeras: son las originales de todos los pueblos y todos los demás están mal.
Este manjar se sirve con fruta picada y harta cosa más. Jícama, pepino, piña, sandía, melón verde, chile negro, chile de árbol, chile rojo, vinagre, jugo de naranja, queso, y probablemente algo más que se me olvida.
Pero es una maravilla. Bien natural y dietético (salvo por los azúcares de la fruta). En días de calor es lo mejor que te puedas comer en la mañana. Los negocios tienen filas largas, porque, además, seguramente son bien buenos para la cruda.
Depende del lugar en el que te lo compres, puede tener variaciones, pero es prácticamente lo mismo.
En algunos changarros hasta tienen mesas y te los puedes comer ahí, mientras los coches pasan por la calle. Si es domingo, es más divertido aún, porque ves a los crudos que llegan a comprar varios para llevar, o a las señoras que llegan en su camionetota, con ropa de ejercicio que jamás ha visto un gimnasio o entrenador personal, y se llevan gaspachos para toda la familia.
Se acabó
Los gaspachos son de esas cosas que son imperdibles si vienen a visitar Morelia. No les crean a los que venden en otras ciudades, todas han sido una decepción. Ahí los joden echándoles chamoy y demás, simplemente porque a la gente le da cosa el gaspacho con queso.
Yo nunca me he comido uno para curar la cruda, pero el pueblo, al parecer, apuesta por uno.