Prácticamente, los fantasmas han existido siempre. Mitos y leyendas siempre nos hablan de como las personas han sido visitadas por sus seres queridos o conocidos, ya sea para calmar, advertir o cobrar venganza por alguna razón.
Las casas embrujadas, edificios viejos, iglesias y/o cementerios, son los principales centros de atención para éstos fantasmas. Pero también lo suelen ser las zonas donde sufrieron una muerte terrible o los lugares favoritos cuando estaban vivos.
Teorías hay muchas. Mucha gente no cree en ellos, mucha gente sí. Mucha gente dice haberlos visto, sentido u escuchado. Lo que sí podemos decir, es que científicamente, al 100 %, nadie sabe si sí o no son reales… pero al mismo tiempo, nadie ha podido probar las cosas que algunas veces pasan.
Dependiendo de qué religión sigan, estos existen o no. El cristianismo, y habitualmente el monoteísmo, dice que una vez que apagas la luz (o más bien, la sigues), o te vas al Cielo, o al Infierno, o si no tuvieron chance de obligarte, al Limbo.
Otras tantas, como la helenista, cuentan que, si al llegar con Caronte (o Carón [en griego antiguo: Χάρων, -ονος; latín: Chăro(n), -ōnis o -ontis; ‘alegría’, o bien ‘resplandor violento’]) a la orilla del río Estigia, debes de tener un óbolo listo para pagar el pasaje, si no te quedas dando la vuelta por 100 años. Una vez esto, juzgado por los jueces de Hades, terminas en tu zona designada… a menos que hubieras sido ojete en tu vida y los Dioses te hubieran castigado específicamente de alguna manera terrible.
Pero, al final de cuentas, e independientemente de lo que creamos o no, ¿hay forma de que realmente nos quedemos atorados al morir y no avancemos a ningún lado?
Como ya comenté arriba, habitualmente los fantasmas se quedan atorados por asuntos pendientes, pero, la mayoría, o al menos los más famosos, son aquellos que sufrieron una injusticia o no pudieron lograr, y quieren, aún, algo en vida.
Los asesinados que están buscando justicia y/o venganza, y ya sea que están guiando a alguien para que los ayude, o están continuamente dándole lata a sus agresores hasta que confiesen o hagan algo peor.
Los que dejaron algo pendiente, y están intentando pasar el mensaje, o, simplemente, asegurarse que sus seres queridos, o sus protegidos, para que estén bien, o hasta que encuentran a alguien más vivo para ayudar, o que simplemente quieren terminar algo.
Los que se quedan por costumbre, que son los que andan apareciéndose para dar soporte o alivio a las personas
O simplemente los que no sabemos por qué están, pero están.
El Charro negro, la Mojada, la típica mujer que pide un aventón a un taxista al cementerio, los que se aparecen en los campos de batalla o en las zonas de desastres. Muchos de ellos no tienen razón para seguir aquí, pero están. La gente dice que es porque no se han dado cuenta, o no han querido aceptar que están muertos, pero si son tan conscientes y tienen libre albedrío, mínimo unos 50 años después se deberían dar cuenta de que las cosas ya cambiaron y ellos no.
Yo no creo que, cuando uno muere, se pueda quedar atorado en este plano por alguna razón, pero sí tengo una teoría de por qué existen los fantasmas.
Los monjes Tibetanos hablan de algo llamado un “tulpa”, que viene siendo una entidad creada por medio de poderes mentales o espirituales. Hay historias que leí hace mucho de una mujer que comenzó a crear uno para ver si existía, hasta que se le salió de las manos y se convirtió en una entidad malvada.
Mi teoría es algo similar. Cuando una persona muere, crea, consciente o inconscientemente, una imagen energética de ellos mismos, con el solo objetivo de terminar o cumplir con lo que más quieren en ese instante. El impacto de la muerta en el accidente, o el deseo no cumplido de lograr algo, puede crear esa entidad energética que solamente quiere cumplir ese propósito.
Creo yo, si fueran entidades completas y simplemente incorpóreas, podrían moverse y hacer tantas cosas más para cumplir sus objetivos, que estar permanentemente atorados en un lugar específico, o siempre haciendo lo mismo continuamente. Al final de cuentas, como dicen por ahí, la locura es tratar continuamente lo mismo y esperar un resultado diferente. Una entidad creada con una razón específica, no tiene el libre albedrío para hacer nada más que cumplir con su objetivo, por el o la que fue creada.
Aun así, hay muchas más entidades que simples fantasmas. Existen los poltergeists, los espíritus guías, los ángeles, los djinns, etc. Pero eso ya es discusión para otro día.
Los fantasmas existen desde tiempos inmemorables, pueden ser maneras de buscarle un sentido a las cosas, o una explicación lógica a algo que no podemos entender en ese instante, el simplemente leer las señales obvias y atribuirlas a estas entidades, o un cambio en el magnetismo de la zona o vibraciones que nos hacen ver y escuchar lo que no existe.
Lo que si sabemos, es que hay personas que creen fielmente que éstos existen, y otras que no lo hacen. Y realmente, mientras no tengamos un verdadero conocimiento de qué es lo que sucede después de morir, nunca vamos a estar 100 % seguros de esto.
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