Si hay una serie de ciencia ficción que me tuvo en la orilla del sofá durante toda su longitud, esa es Battlestar Galactica. Y no, no estoy exagerando. Esta cosa empezó como un intento medio cursi de los 70s por capitalizar el éxito de Star Wars (no lo logró), murió, resucitó como uno de los mejores shows de TV del siglo XXI, y ahora está intentando renacer otra vez. Todo esto ha pasado antes y todo volverá a pasar.
Allá por 1978, Glen A. Larson creó la serie de Battlestar Galactica original. La premisa era bastante directa: las Doce Colonias de la humanidad están terminando una guerra de mil años con los Cylons (robots guerreros que creó una raza reptiliana ya extinta), cuando BAM, los Cylons los traicionan con ayuda de un humano llamado Baltar y destruyen casi todo.
Lo único que sobrevive es la Battlestar Galactica, una nave de guerra comandada por Adama, y la “flota fugitiva de 220 naves” buscando un planeta legendario llamado Tierra. Los personajes principales incluían al Capitán Apollo (hijo de Adama) y al Teniente Starbuck, descrito como un piloto de combate altamente respetado, pero también jugador y mujeriego.
La serie original tenía muchísimas influencias de la teología mormona porque Larson era miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Duró apenas una temporada de 24 episodios entre septiembre de 1978 y abril de 1979, aunque ganó el premio People’s Choice a “Mejor Nueva Serie de Drama”. Después intentaron revivirla con Galactica 1980, que fue… bueno, mejor no hablar de eso.
Aquí es donde todo cambia radicalmente. En 2003, Ronald D. Moore (que había trabajado en Star Trek: The Next Generation) creó una miniserie de tres horas que reinventó completamente el concepto. Y cuando digo completamente, es COMPLETAMENTE, TODO, ENTERO…
Acá es donde tengo que hacer énfasis, harto, porque esto es lo que hace que la versión de Moore sea tan especial. No es solo una serie de naves espaciales disparándose (aunque tiene escenas de batalla brutales y extremadamente bien hechas). Es una exploración profunda de temas religiosos, filosóficos y existenciales que te dejan pensando días después de verla.
El choque politeísmo vs. monoteísmo: Los humanos coloniales creen en los “Dioses de Kobol”, un sistema politeísta inspirado en la mitología griega y romana. Constantemente rezan con frases como “Lords of Kobol, hear my prayer”. Por otro lado, los Cylons creen en un solo Dios. Y aquí está el giro fuerte: los robots tienen fe religiosa más fuerte que muchos humanos.
Algunos Cylons se ven a sí mismos en una misión divina para “limpiar el mundo de aquellos que no creen en un solo Dios”. Creen que Dios les ha dado un alma. Es básicamente una guerra religiosa entre creadores y creaciones, con los robots siendo los creyentes fanáticos y los humanos siendo los politeístas.
La profecía de Pythia: La Presidenta Laura Roslin se obsesiona con las escrituras de Pythia que predicen a una “líder moribunda” que llevará a su pueblo a la salvación. Roslin, diagnosticada con cáncer terminal, cree que ella es esa líder. Tiene visiones (¿inducidas por drogas? ¿mensajes divinos?) que la guían durante gran parte de la serie. ¿
El ciclo eterno: Una de las escrituras coloniales dice: “Todo esto ha pasado antes y todo volverá a pasar”. Este concepto del tiempo cíclico, de que la historia se repite eternamente, es fundamental en la serie. La humanidad y los Cylons están atrapados en un ciclo infinito de creación y destrucción. ¿
Los ángeles y lo sobrenatural: Gaius Baltar, el científico que traicionó (sin querer queriendo y por caliente) a la humanidad, es constantemente visitado por una entidad que aparece como “Number Six” (una modelo de Cylon). Solo él puede ver a esta “Head Six”, y eventualmente admite ser “un ángel de Dios enviado para protegerlo, guiarlo y amarlo”. Al final de la serie, tanto Head Six como Head Baltar aparecen 150,000 años después, confirmando que son manifestaciones divinas.
La serie nunca te da respuestas fáciles. ¿Existe realmente Dios? ¿Los Dioses? ¿Ambos? ¿Ninguno? Moore deja todo ambiguo intencionalmente, forzándote a pensar por ti mismo.
La primera temporada (2004-2005) siguió a la flota fugitiva mientras huía de los Cylons. Hay Cylons que están ubicados en la flota sin que nadie, ni ellos mismos, lo sepan. Esto hace un trabajo de espionaje y sabotaje muy efectivo.
Los Cylons, además, deciden atacar con ataques recurrentes, los cuales van mermando la salud mental de la flota cada 33 minutos, al segundo. Es aquí donde la paranoia ataca. El Olimpic Carrier se queda atrás y regresa tarde, al mismo tiempo que los ataques se detienen. La flota se ve obligada a destruir la nave, al asumir que esta está comprometida por los Cylons, sacrificando a los tripulantes.
Comienza la búsqueda de Kobol, al cual los Dioses maldijeron, prometiendo la muerte de cualquiera que regresara a él. Gracias a las profecías de Pythia, encuentran la tumba de Athena, y gracias a una incursión de regreso a las 12 colonias por Kara Thrace “Starbucks”, logran descifrar el mensaje, al encontrar un holograma con la representación de 12 constelaciones en un nuevo planeta, lo cual fortalece la esperanza de los humanos por encontrar la “Tierra”.
Obligado y presionado, Gaius Baltar crea un detector de Cylons con una cabeza nuclear, pero oculta los resultados por miedo a ser descubierto como el responsable de la caída de las Doce Colonias debido a su debilidad.
La segunda temporada (2005-2006) introdujo al Battlestar Pegasus, otra nave superviviente comandada por la almirante Helena Cain. Esto generó conflicto interno entre humanos sobre tácticas de supervivencia y moralidad.
La Almirante Cain, quien además de ser una perra desgraciada está paranoica al descubrir que su amante era una “Number Six” llamada Gina Inviere, la captura, la encarcela y deja que todos los que quieran abusar de ella en su tripulación lo hagan.
Durante su interrogación, Gina confiesa que la nave que todos creen que es una fábrica de Cylon Riders y otras naves es realmente una nave de Resurrección. Cuando un cylon muere, sus pensamientos y experiencias son inmediatamente guardados y anexados a un nuevo cylon. Sin la nave de resurrección, la muerte para los Cylons es definitiva.
Los humanos forman un plan para encontrarla y destruirla, el cual tiene éxito. Gina, con ayuda de Baltar, escapa y mata a la almirante Cain, dejando las dos Battlestars al mando de Adama.
La temporada terminó con un giro masivo: la flota encuentra un planeta habitable y decide asentarse. Lo llaman “Nueva Caprica”. Saltan un año adelante, y la vida en Nueva Caprica es dura pero pacífica… hasta que los Cylons los encuentran y ocupan el planeta.
Los primeros cuatro episodios de la temporada 3 (2006) son de los mejores de toda la serie. Los humanos sufren una ocupación brutal Cylon en Nueva Caprica durante cuatro meses. Hay insurgencia, ataques suicidas y debates morales sobre hasta dónde llegar para resistir.
Adama y la Galáctica regresan en un rescate épico que incluye a la Galáctica saltando directamente a la atmósfera del planeta para lanzar cazas. Es una de las secuencias de acción más increíbles de la TV de ciencia ficción, conocida en los círculos como la “Adama Manouver”.
Después del escape de Nueva Caprica, la serie continuó explorando la relación entre humanos y Cylons, incluyendo una facción rebelde Cylon que no quiere destruir a la humanidad, así como el pasado de Kara Thrace “Starbuck” y su muerte.
El final de la temporada 3 tiene el momento más WTF de toda la serie: cuatro miembros de la tripulación (Saul Tigh, Galen Tyrol, Tory Foster y Samuel Anders) empiezan a escuchar una canción: “All Along the Watchtower” de Bob Dylan (aunque nunca dicen que sea específicamente de él, porque técnicamente no existe). La canción los atrae juntos y se dan cuenta horrorizados de que son cuatro de los “Final Five” Cylons, modelos desconocidos hasta ese momento.
¿Por qué una canción de Bob Dylan de la Tierra aparece en sus cabezas 150,000 años antes? Porque “todo esto ha pasado antes y todo volverá a pasar”. Moore usó la canción específicamente para conectar el mundo de Galactica con el nuestro.
La cuarta y última temporada (2008-2009) se dividió en dos partes debido a la huelga de guionistas.
Los Final Five revelados: Los cinco Cylons finales (incluyendo a Ellen Tigh, la esposa de Saul) son diferentes de los otros modelos. Resulta que son los creadores originales de los Cylons humanoides y tienen recuerdos de vidas pasadas que se remontan miles de años. Tienen la clave de la tecnología de “resurrección” cylon.
Kara Thrace regresa de la muerte: Starbuck, que aparentemente murió en la temporada 3, regresa en una Viper nueva diciendo que ha estado en la Tierra y puede llevar a la flota ahí. Pero solo pasaron horas para ella, mientras que para todos los demás pasaron meses. Nadie sabe si es un cylon, un fantasma o qué.
La primera Tierra es un desastre: Cuando finalmente encuentran “Tierra”, está completamente irradiada por una guerra nuclear antigua. Fue el hogar de los Final Five hace milenios… por desgracia, los mapas estelares coinciden en su totalidad con lo encontrado en la tumba de Athena, lo que baja la moral de los humanos.
La mítica treceava colonia, que no siguió a las 12 originales, se asentó en la tierra… y conforme pasó el tiempo, crearon sus propios Cylons, quienes se revelaron, y en la resultante guerra destruyeron todo el planeta. Poco antes de iniciar esta guerra, los “Final Five” fueron rescatados por “apariciones” que les dijeron cómo escapar y cómo encontrar las 12 colonias, justo para detener la primera guerra cylon.
La batalla final: En el épico final de tres partes “Daybreak”, Adama lidera una misión desesperada para rescatar a Hera Agathon, una niña híbrida humano-Cylon que representa “la forma de las cosas por venir”. Los Final Five intentan hacer un trato: darán la tecnología de resurrección a los Cylons a cambio de la paz. Pero cuando comparten sus memorias, Galen Tyrol descubre que Tory Foster asesinó a su esposa Cally, y en rabia mata a Tory, rompiendo el trato.
El final controversial: Kara, sin coordenadas para escapar, usa los números que extrajo de “All Along the Watchtower” como coordenadas de salto. Los lleva a un planeta habitable que Adama decide llamar “Tierra”, nuestro planeta, hace 150,000 años.
La flota decide abandonar toda su tecnología y comenzar de nuevo mezclándose con los humanos primitivos del planeta. Después de decir adiós, Kara simplemente desaparece en el aire, su trabajo terminado. ¿Era un ángel? ¿Un fantasma? ¿Qué? Nunca se explica claramente.
En un epílogo ambientado en nuestro presente (2009), Head Six y Head Baltar caminan por Nueva York discutiendo si la humanidad repetirá los mismos errores mientras ven a un humano leer un artículo sobre la “Eva Mitocondrial”, el ancestro femenino de toda la humanidad, mencionándola por su nombre, Hera Agathon. La implicación: nosotros somos los descendientes de humanos y cylons.
El final dividió a los fans. Algunos lo amaron por su ambición espiritual. Otros lo odiaron por ser demasiado místico y dejar cabos sueltos.
Ahora viene la parte frustrante. En 2019, NBCUniversal anunció que Sam Esmail (creador de Mr. Robot) estaba desarrollando un nuevo Battlestar Galactica para su servicio de streaming, Peacock.
Esmail dejó claro que NO sería un remake de la versión de Moore, sino “una nueva historia dentro de la mitología”. Habló con Moore para asegurarse de que estuviera bien con eso, y Moore le dio su bendición. Moore mismo confirmó que Esmail le dijo que no iba a reiniciar y re-castear la serie, sino hacer algo en el mismo universo.
Las buenas noticias: En octubre de 2023, Esmail dijo que acababa de leer “un gran outline” y que “está en gran forma”. Después de la huelga de la WGA (Writers Guild of America), volvieron al desarrollo. En otro momento dijo que estaban cerca de ir a piloto.
Las MALAS noticias: En julio de 2024, Deadline reportó que el proyecto ya no está en desarrollo en Peacock. Nunca llegó a luz verde formal. Derek Simonds (creador de The Sinner) había entrado como showrunner reemplazando a Michael Lesslie, pero ahora el estudio UCP va a intentar venderlo a otras plataformas.
Básicamente, el proyecto está en el limbo. Esmail sigue involucrado como productor ejecutivo, y la versión que Simonds desarrolló se está ofreciendo a otros servicios de streaming. Pero nadie sabe si alguien lo va a comprar o cuándo podríamos verlo realmente.
Ronald D. Moore, por su parte, ha dicho que él ya terminó con Battlestar Galactica. “Establecimos un estándar muy alto para lo que es ese show. Esa es una tarea para quien venga después de nosotros”. Aunque apoya a Esmail y tiene curiosidad por ver qué hace, Moore siente que intentar hacer otra versión bajo su visión sería “pedir el fracaso”.
Battlestar Galactica pasó de ser un show cursi de los 70’s a convertirse en una de las exploraciones más profundas de religión, política, guerra y la naturaleza humana que la televisión ha producido. La versión de Moore es oscura, compleja, filosóficamente ambiciosa y no tiene miedo de hacer preguntas imposibles sin dar respuestas fáciles. El final puede ser controversial, pero nadie puede negar que la serie intentó algo realmente especial.
Y quién sabe, tal vez algún día Sam Esmail logre que alguien le dé luz verde a su versión. Porque, como dicen en el show: “Todo esto ha pasado antes y todo volverá a pasar”.
So say we all.

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